jueves, 6 de octubre de 2011

No está nada fácil Pasó mucho tiempo. La culpa es de la medicina, de la falta de talento, de mi capacidad para la procrastinación, del tiempo que pierdo inventando estrategias para evitar la procrastinación, de Córdoba, de la confusión que dejé que se generara en mi entre la escritura o la literatura y juntarme con otros escritores, del hartazgo que me generaron las reuniones literarias, las lecturas, los otros escritores, de cierta incapacidad de llevar la potencia al acto, de mi falta de deseo de trabajar, de una cierta falta de deseo general, de la interferencia que se genera entre ser escribir y ser leído, de la tensión que genera ser leído aunque solamente te lean dos o tres personas obligadas por una relación de amistad, etc. Supongo que todos los días existe una causa nueva y todo se resume a que no se pone la libido necesaria en la escritura. ¿Pero dónde está esa libido? No sé ¿Debería retitular el blog, llamarlo en busca de la libido perdida?

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